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El otoño no sólo vive de colores rojizos y amarillos, sino también de los olores, los cuales surgen más suaves que en la estación anterior.

El jazmín de Madagascar, originario de la Polinesia junto con el azórico, trepan los muros sin problemas de luminosidad.
las glicinas o wisteria.
Las bulbosas, como nardos y Amarilis, son los protagonistas indiscutibles de esta estación.
El romero, con sus pequeños racimos azules encuentra su época de floración, brindándonos un aroma romántico y seductor.
La planta Mirabilis, llamada Don Diego de Noche, despide a la noche un perfume a jabón.
La dama de noche y la Osmanthus fragans, que despide un olor a miel, brillan desde el atardecer hasta la salida del sol.
El naranjo amargo, ideal para acompañar galerías y patios, nos brinda un aroma dulce y excitante.

¿Es posible tener aromas en el invierno?

Sí, también es posible. A pesar del frío y en algunos casos la nieve, las fragancias están presentes en esta época.

Los eucaliptos glóbulos, su follaje y corteza despiden aromas medicinales y relajantes. Los aromas al final del invierno provendrán de sus flores amarillas muy perfumadas.
a fines del invierno los bulbos en general.

La camelia y el Viburnus tyinus despiden un aroma a miel con sus floraciones.
El laurel nobilis, comestible, con sus hojas repletas de aceite esencial de conocido aroma.
El Cornus, aunque caduco, tiene flores que despiden un perfume que se expande con el viento.
La Erica arborescens posee una suave fragancia en todo el metro y medio que crece de altura.
Por último, la tan conocida y silvestre Campanila galanthus nivals, de follaje verde grisáceo y con flores blancas, ideal para plantar a los pies de los árboles.

Ahora sabemos que es posible tener perfumes y aromas en nuestros jardines y terrazas durante todo el año, sólo nos queda decidir cuáles deseamos.

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